Vivir en Barcelona: me persiguen ( y creo que es la segunda vez)

Si no recuerdo mal, esto lo describí un día hace tiempo. Pero ahora, otra vez.

Me sucedió hace cosa de un mes y poco, volviendo del gimnasio por la mañana, a las doce del medio día. Iba yo con mi mochila de regreso y vi como un hombre en bici se me acercaba por detrás y me miraba. Me dio mala espina, no lo voy a negar, por su aspecto físico: muy probablemente pakistaní, con barba de mil días, con esa camisa larga blanca que llevan muchos. No me gusta cómo miran ese tipo de hombres. Miran a las mujeres como si no hubieran visto nunca ninguna, como si llevaran diez años en la prisión y se muriesen por follar. Miran con unos ojos entre intimidatorios y acosadores.

Así que bueno, seguí mi camino. No le di mayor importancia.

Pero una calle más allá seguía con su bici, mirándome. Ahí ya no me gustó un pelo. Así que crucé la calle por detrás de unos containers y me paré ahí. A ver si se iba. Quizá yo sea un poco paranoica pero muchas mujeres me entenderán. Todas sabemos cómo es esa mirada de los hombres que te persiguen. Es incómoda y te hace sentir desprotegida.

Vi que se iba y giré la calle hacia abajo, con el paso acelerado, pero ahí estaba. Otra vez. Llegué al siguiente semáforo, saqué el móvil e hice que llamaba. El tío se fue, más para abajo y cuando casi llega a la siguiente calle, crucé otro semáforo y le perdí la vista. Pero en cuanto llegué a la siguiente esquina, volvía a estar allí, con esa cara de salido.

Corrí. Pero me seguía. Pasaron así dos calles más.

Y de repente vi una La Caixa, y pensé que si me paraba delante, donde las cámaras graban la calle, no aparecería y ganaría segundos para pensar qué hacía.

Se acercó a mí un barrendero que trabajaba por ahí y me miró. Me preguntó qué me pasaba y le dije que aquel hombre me perseguía desde hacía un cuarto de hora. Desde muchas calles atrás. Porque él seguía de pie con la bici, en la calle de enfrente, lejos de las cámaras pero mirándome con su asquerosa líbido. El barrendero se fue hacia él y éste salió corriendo. El barrendero me dijo que se notaba que me perseguía, que no era para nada bueno y que me quedara con él unos minutos.

Tras ese tiempo el barrendero se fue por las calles de al lado por si lo veía y me dijo que no. Entonces me fui para casa, dándole las gracias a este hombre.

Moraleja:

  • No creáis ser paranoicas si pensáis que os persiguen. Vosotras sabéis cuando un comportamiento no es normal.
  • No temáis pedir ayuda. A alguien, meteos en un súper, quedáos en la puerta y mirad. Meteos en un banco…
  • No vayais hasta casa. Que no vea donde vivís.

4686285-alarmada-mujer-huyendo-de-una-casa-antiguaY para mis amigos y amigas que creen que la culpa es de la mujer, que provoca, deciros que es una chorrada inmensa pues ese día vestía un tejano enorme, un sueter y unas bambas. No enseñaba nada de mi cuerpo, ni iba maquillada, ni casi bien peinada. Es la mente enferma de estos individuos la que cree que somos de su posesión. Que nos pueden seguir, nos pueden intimidar, nos pueden hacer lo que quieran porque somos mujeres y por ende, sus objetos.

Así que abrid los ojos, no os fiéis de ninguno y si veis algo extraño pedid ayuda. Es mejor eso que no que te violen, te roben o ves a saber qué más.

 

3 comentarios en “Vivir en Barcelona: me persiguen ( y creo que es la segunda vez)

  1. Qué mal rato pasaste, madre mía. Me ha pasado alguna vez. Y tienes razón cuando dices que no es culpa nuestra por ir vestidas de una forma u otra, porque yo, cuando más noto esa sensación, es cuando salgo a correr. Y en serio, no hay nada más antierótico que eso. Pelos hechos cisco, sin maquillaje, roja como un tomate.. Vamos, que lo de que nosotras provocamos, jamás ha debido ser una opción de pensamiento. Además, de que deberíamos tener libertad para ir como quisiéramos llegado el caso. Pero supongo que eso es otro tema.
    Una vez me pasó de noche, volviendo a casa después de salir un rato de fiesta con mis amigas. Y lo pasé realmente mal, llegué a echar a correr y quizás cometí el error de ir a casa. No tenía nada más seguro cerca a esas horas de la noche. Después nunca pasó nada, jamás volví a ver a ese hombre, y ya ni siquiera vivo en ese piso. Pero supongo que debo dar gracias.

    Te invito a que te pases por mi blog. Lo empecé hace poquito y aún hay muy pocas entradas. Pero si te gusta eres más que bienvenida 🙂

    Espero que no dejes que la experiencia vivida te afecte de ninguna manera. Mucho ánimo ^^

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